miércoles, enero 04, 2012

Mañana en la batalla piensa en mi...

Acabo de ver la película "Ricardo III" de Shakespeare, protagonizada por Laurence Olivier; en youtube, hubiera sido difícil si no hasta imposible haberla pescado en la televisión. Y emulando al protagonista de mi libro que vio un par de escenas en su madrugada... y sintió escalofríos tras ver la escena donde Ricardo III esta "siendo haunted" (como él diría) por los fantasmas de las personas que asesinó, y es que en verdad es espeluznante, yo también, como él (o más bien ellos: el protagonista del libro y el rey), sentí escalofríos...


"Mañana en la batalla piensa en mi y caiga tu espada sin filo: desespera y muere" "Pese yo mañana sobre tu alma, sea yo plomo en el interior de tu pecho y acaben tus días en sangrienta batalla: caiga tu lanza". "Piensa en mí cuando fui mortal: desespera y muere" "Esa desdichada Ana, tu mujer, que nunca durmió una hora tranquila contigo, llena ahora tu sueño de perturbaciones. Mañana en la batalla piensa en mi, y caiga tu espada sin filo: desespera y muere"


Algunas noches, durante el conticinio me he encontrado aún despierta y creído a mi misma "haunted" o haber deseado: pesar al día siguiente sobre el alma de alguna que otra persona... sin desearlo realmente supongo...

y es que desde hace un par de semanas tengo un coraje atravesado, el coraje o la contrariedad de ver a mi familia mermada de un miembro que se desprende caprichosamente, a veces nos (me) cabrea ver que las personas que queremos (quiero) no son felices y sentenciamos (o lo hago yo) al causante de esa infelicidad, sin conocer razones: "que pese el recuerdo sobre tu alma, caiga tu espada sin filo y desespera" . Cuanta razón tienen Johny y Edmundo Dantés: el castigo como compensación moral para el agraviado del crimen cometido... y aún así, es algo ya inútil, de cualquier manera.

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