jueves, octubre 26, 2006

Molusco

Quiero quitar un molusco contagioso, si tú eres el primo de un amigo experto en moluscos contagiosos... ya sabes a quien mensajear.

viernes, octubre 20, 2006

El Nombre Oculto

Todo el mundo que se tiene confianza se llama por su nombre menos las parejas, casadas o no, que tienen, por el contrario, la tan extravagante como arraigada costumbre de omitir el nombre en el que tal vez pensaron con obsesión mientras el uno no era aún pareja del otro. Parece como si en realidad el nombre de la persona amada fuera algo también inalcanzable cuando a esta persona aún no se la ha alcanzado, y sólo así se explica la inveterada tendencia de los adolescentes a escribir en sus cuadernos, una y otra vez- en ocasiones uniéndolo al propio-, ese nombre que a esas edades se acaricia y desea más bien en secreto. "Mercedes, Merdedes". O bien: "Ildefonso, Ildefonso". Hasta nombres como este último suenan bien a esos oídos - o es a la vista- todavía insatisfechos, aún expectantes.
Sin embargo, una vez que la espera o la duda han tocado a su fin y cada uno sabe ya que es querido por el otro, esos nombres se borran, sobre todo como vocativos. Es muy posible que Mercedes siga siendo Mercedes en el pensamiento de Ildefonso y viceversa, pero resultará improbable que ellos empleen sus respectivos y verdaderos nombres al dirigirse el uno al otro (algo comprensible en el caso de Ildefonso, una vez perdida el aura de inaccesibilidad que lograba acaso ennoblecerlo). Las razones para buscarse y emplear apodos parecen ser varias, o de diferente índole según las circunstancias o las etapas. Quizá la principal y más llamativa sea la razón del pudor. A medida que éste se va perdiendo en otros terrenos, da la impresión de que pronunciar el nombre de la persona amada fuera una indiscreción y, lo que es peor, algo un poco solemne. Desde luego aceptable o verosímil con los -por desgracia- comunes nombres compuestos españoles: "Fernando José, te quiero", o "Dime que me deseas, Juan Pablo" parecerán siempre pésimos diálogos, de novela falangista en el primer caso y de romance sacrílego en el segundo. Pero incluso con Alberto o Inés o Julia o Paco, dichas frases sonarán siempre grandilocuentes, cosa que no ocurrirá -o no tanto- si el vocativo que las acompaña consiste en expresiones como "mi niña", "rey", "corazón", "pichón" o "mi negra", probablemente por que en el fondo, y por mucho que alguien tenga ese apelativo reservado a una persona, son cosas que podrían llamarse a cualquiera, es decir, también a otra persona con la que llegar a atenerse el mismo grado de intimidad o afecto. Al servir para todos, ese apelativo es necesariamente menos vinculante, menos grave.
Esta es sin duda otra de las razones para la evitación de los nombres propios: los amantes pueden así fantasear, qunque sea sólo nominalmente con la posibilidad de ser otros de los que son. No me estoy refiriendo a fantasías de tipo infantil-sexual (todo lo sexual es infantil: ya sabe, "Juguemos a que somos dos desconocidos que se encuentran en el vestíbulo de un hotel, etc") , sino más bien al pánico que cualquier enamorado tiene a la fijación. Se dirá que si es un enamorado, o mientras lo esté, nada deseará tanto como esa fijación. Pero justamente se suele sentir pánico ante aquello que más se desea, se tiene pánico al cumplimiento, que no es la más de las veces sino el punto de arranque del incumplimiento que lo sucederá. Ese nombre que parecía tan inalcanzable como la persona que lo llevaba es rehuido precisamente para mantener la ficción de que todavía no se ha alcanzado ni lo uno ni lo otro, de que todo está aún por llegar y por acontecer y que por tanto no puede escaparse lo que todavía no ha tenido lugar, ni perderse lo que no se ha logrado. Dicho de otro modo, no puede convertirse en pasado lo que aún no es presente. La evitación del nombre puede ser aquí un sortilegio, del mismo modo -pero a la inversa- que se procura no pronunciar el nombre de las enfermedades más temidas, como si así las ahuyentáramos.
Otra de las razones de peso para eludir los nombres es la necesidad de broma. Con los apodos -que además son variables, más de uno casi siempre- se puede jugar infinitamente, no con un nombre imnutable. Pero no es sólo eso, sino que de ese modo todo puede decirse, hasta lo más ridículo, hasta lo más cursi, hasta lo más apasionado. La utilización de un apelativo, o de varios alternativos, equivale así a lo que por escribo sería la utilización de comillas. Alguien con un mínimo sentido de decoro -y el decoro es fundamental en las relaciones de pareja- no puede decir, por ejemplo: "Quiero besarte toda entera, Eulalia, hasta por dentro " . Pero sí puede decirlo si en vez de "Eulalia" llama a Eulalia algo cómico o anticuado o grosero, como "primor" o "mi bien" o incluso "guarra". Lo que en compañía del nombre parece literal e hilarante, acompañado de un apelativo clásico, y cuanto más grotesco u obsceno mejor, suena como una cita, una broma, con la ventaja, no obstante, de haber sido dicho y haber sido escuchado. También cuentan las ironías.
Y es curioso que le nombre -que pese a todo sí se emplea a veces- se guarde para las peores ocasiones. Cuando dos discuten, cuando dos desconfían, cuando dos se insultan, cuando hay que dar una mala noticia, cuando uno de los dos va a abandonar al otro. La frase " Tengo que hablar contigo, Javier" es la más ominosa que cualquiera de mis novias me ha dicho nunca, y temo recordar que me la dijo más de una. Suele ser inequívoca, pero no tanto por el severo anuncio en sí mismo cuanto por el empleo del temido nombre propio: el nombre que se deseó, con el que se fantaseó, que se procuró evitar cuando no quería perderse a quien con él se correspondía, y que se recupera tan sólo cuando lo que se ha decidido es renunciar a él finalmente y a quien lo llevó pese a todo durante todo el tiempo, casi siempre bien oculto.
[J. MARIAS]

jueves, octubre 19, 2006

martes, octubre 17, 2006

Martes monótono

La vida es tan monocromática cuando no hay nada que decir.
Teniendo tanto, sin sentir nada. Viviendo de a ratos, soñando sin
dormir. Pasan personas junto a mi a diario, las mismas todos los dias,
las veo y las escucho sin interesarme, no leo nada en ellas que me atraiga.
La verdad es que soy muy prejuiciada.

domingo, octubre 15, 2006

Excelente día!

Hoy fúé un excelente día...
Utena - opening

Precisamente ayer me estaba acordando de Shojo kakumei Utena... la veía cuando iba a la prepa, uy ya llovió.
Beta X - opening

Un anime que me gustaba mucho, pero del que vi muy poco de Masami Kurumada,el mismito de Saint Seiya :D casi no se nota ¿verdad?

Por si se preguntaban:


Los hombres de cabello abundante y barba de candado,
que bailan sexy con castañuelas....

domingo, octubre 08, 2006

"El eterno resplandor de una mente"

"How happy is the blameless vestal's lot! The world forgetting, by the world forgot. Eternal sunshine of the spotless mind! Each pray'r accepted, and each wish resign'd"

Después de ver por primera vez esa película...
...fue cuando me convencí q no quería olvidarte.