Soñé que llegaba a la sala de espera de rayos x de lo que parecía un hospital privado. Ahí estaba un hombre entre 50 y 60 años, guapo de ojos claros que parecían fosforescentes, él decía que estaba esperando a alguien pero platicaba con las mujeres que estaban ahí. Yo salía e iba a encontrar a mi mamá, había ido a hacerse estudios y yo regresaba a la sala a recogerlos; veía de nuevo al señor y le preguntaba por qué seguía ahí. Respondía que estaba ahí para ver a su antiguo amor de juventud y no se iría hasta encontrarla. Salí y se lo decía a mi mamá y era ella.
martes, septiembre 27, 2022
martes, septiembre 20, 2022
sábado, septiembre 17, 2022
Es frecuente que tenga veladas como la de hoy donde el sueño se escapa de mi noche, a veces en mi casa pero más frecuentemente en el hospital. En lo posible evitó mirar el celular, primero por que su luz en la penumbra lastima mis ojos y segundo por que en ocasiones mi curiosidad me lleva a redes que lastiman además de mis ojos también mi corazón. Entonces prefiero solo mirar hacia arriba y mis pensamientos (generalmente los mismos) rebotan entre las aristas del techo, que conozco ya de memoria. Particularmente recuerdo la noche del viernes 13 de mayo, que por más alejada que haya quedado, aún permanecen frescos en mi memoria el hilo de pensamientos y de las futuras decisiones que tan inexorables sentí en ese instante y que con la claridad de la mañana perdieron fuerza para convertirse en tímidas dudas. Lo que planeé hacer, nunca lo hice y quizá no importe; pero hoy (esta noche como otras antes) he vuelvo a extrañar la sensación de valor y determinación de aquella madrugada.