lunes, abril 21, 2008

SR

El sábado fuimos a vacunar a la gente contra el sarampion y la rubéola. Estuvimos en una comercial mexicana y pues fue de lo más efectivo, llegaba mucha gente entre 18 y 29. Es para erradicar esas enfermedades y además prevenir la rubéola congénita, que yo creía, era rarísima, pero resultó que la doctora que nos explico la técnica tenía una catarata por eso. Es curioso que en general las chavas son más valientes, algunos chavos no quisieron, había que obligarlos. También me llamó la atención que algunos niños chiquitos apenas vieron el puesto de vacunación, gente de blanco y oían la palabra "vacuna" se ponían automaticamente a llorar. ¡Que tal esa memoria asociativa! Yo tampoco me la había puesto, Karina me inyectó y me dio mi cartilla :). Yo pense que nos iba a tocar pasar de casa en casa, como en primer año cuando nos tocó la campaña contra la polio (que por cierto el maestro de aquel entonces tenía secuelas por polio), aquella vez fué más cansado. Es kármico que nos tocará o más bien que me tocara a mi (por que no es igual para todos), al principio y al final de la carrera. Es kármico eso, es kármico lo otro o más bien..... ¿apocalíptico?

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